jueves, 9 de julio de 2009

SANTA ELENA: TIERRA DE FLORES, TIERRA DE DOLORES.

“Admirar lo lejano, las cumbres detrás de las cumbres, los cerros tras los cerros, la colina que se desprende de la falda, los sotos que se escalonan, los collados que se levantan, las quiebras por donde corre el agua, la opulencia de la vegetación, es, seguramente, uno de los goces más puros y más intensos del alma. Eso reconcilia y ennoblece. ¿Cómo no? Quien tenga ante sí un cuadro grandioso tiene de sentir su influencia, y ante las lejanías el ánimo se difunde. Vuela como el ave que se escapa de la jaula, y volando, volando, gira y se cierne en el ensueño (...)”

Tomás Carrasquilla
Dominicales
Medellín

A las 3:00 a.m. cuando apenas el cielo se debate entre la oscuridad de la noche y los primeros sonidos de la mañana, camiones pletóricos de flores se desprenden, aún con el penetrante frío que deja la neblina del alto, por las elevadas calles que conectan a la ciudad con el corregimiento de Santa Elena.

Los bares del centro apenas se deshacen de los último ebrios de la jornada, cuando los primeros hombres y mujeres se bajan por decenas de una caravana de Land Cruiser de los 70, a tomar posesión del metro cuadrado que en minutos será la posadera de cartuchos de colores inimaginables, rosas, claveles, girasoles, margaritas, agapantos, chispas, pinochos y gladiolos.

Todo un arsenal de material santalenero que llega hasta la “Placita de Florez” de Medellín para luego distribuirse en atrios, auditorios, conventos y floreros de casa. Una costumbre que parece sempiterna pero que se ha posicionado como una nube ante los ojos de los medellinenses, ausentes siempre ante las necesidades de las tierras que usufructuamos en los momentos de ocio y en la satisfacción de placeres.

Pocos saben que el corregimiento de Santa Elena, es mucho más que las flores que se exhiben en el asfalto de la Placita desde hace 118 años, o las que minuciosamente han coloreado las silletas de agosto. Muchos olvidan que subir a Santa Elena es una experiencia de inconmensurable riqueza arquitectónica, de caminos precolombinos y capillas del siglo XVII, pero se aferran al reduccionismo de una tarde de alucinaciones peligrosas en las que la marihuana, la amanita muscaria y los seudo-intelectuales que dicen tener la capacidad de suministrar el Yagé en lo que ellos llaman un “lavado del cuerpo”; se confabulan para esconder las riquezas de fauna y flora que han sobrevivido a las parcelaciones de turistas.

Mientras en las veredas se había manejado durante años un sistema de acueducto de tarifas que apenas sobrepasaban los $1200 pesos mensuales-- como lo recuerda Jaime Peralta, quién vivió varios años fraccionados entre la vereda el Plan y la vereda El Rosariol-- hoy, Empresas Públicas ha empezado a disputarse el monopolio del suministro de agua y planea estandarizar el servicio e imponer sus propias tarifas.

Los planes de desarrollo de la ciudad han estado encaminados a hacer del corregimiento un oasis para el turista medellinense que no tiene que pagar más peaje que aquel que significa el perder la ruralidad de los campos y llenarlos del smoke y el agite de la ciudad de la que pretendemos escapar. El parque Arví, el metro cable hacia la vereda El Tambo y el tradicional Piedras Blancas han sido planeados pensando en el ocio y la diversión del citadino, siendo mucho menor la inversión para los procesos de tecnificación del campo, la salud, la educación y para el desarrollo de estrategias que garanticen la seguridad de los habitantes y de los mismos turistas.

VIVIR Y LUEGO CONTARLA...

Y a volar!!

Problema de miles...


Cuestiones de inseguridad...

Fuentes bibliográficas:

(1)Plan de Desarrollo de Corregimientos 2007-2017
(2)Proyecto de desarrollo del parque ARVÍ
(3)Acta 421 del Concejo de Medellín.
(4)Página principal de Corantioquia: http://www.corantioquia.gov.co/sitio/


UN PROBLEMA DE MILES...

Santa Elena ha sido un corregimiento tradicionalmente floricultor y porcicultor. En el verdor de sus montañas y el buen clima, no ha sido posible un desarrollo óptimo de la ganadería, a pesar de que sería un lugar de muy buena producción lechera, debido a la falta de capital y de tierra del campesino promedio. Sin embargo, las flores y su variada fauna y flora, le han dado al corregimiento la movilidad económica que lo ha mantenido presente como referente turístico y cultural de la ciudad. La feria de las flores, la fabricación de silletas, los parques ecológicos, la floricultura de exportación y la multiplicación de las casas de recreo han dejado a Santa Elena como uno de los corregimientos de Medellín de mayores ingresos.

Pero las cosas no son siquiera cercanas al color de rosa. Los ingresos se contraponen al descuido de las zonas fronterizas entre los diferentes municipios que tienen jurisdicción en esas tierras, como Copacabana, Guarne, El Retiro, Envigado y Ríonegro. La feria de las flores, que prácticamente se ha desplazado a la vereda El Placer, ha dejado resentimientos entre los líderes de las veredas mismas que permanecen bloqueadas para los turistas durante la construcción de silletas, y, quienes aman la uniformidad del prado se abstienen de presenciar los cientos de borrachos que van en busca de las fiestas de agosto.

Luis Ivan García, dueño de una finca de recreo en la vereda El Placer cuenta: “(...)en la fiesta de las flores prefiero no venir a la finca, y generalmente cuando vuelvo, me toca dedicarme a recoger botellas de vidrio, desechos de plástico y todas las porquerías que deja la fiesta. Tiene uno que recuperar las flores que quedan y lo que es peor, empezar a rellenar las pisadas que dejan todo hecho un pantanero (...)”.

Por otra parte, Santa Elena ha sido por tradición una tierra de grandes familias que se disponen como lunares de decenas de integrantes en grandes extensiones de tierra. La Loma de los Vásquez, es uno de esos casos en los que hectáreas completas estuvieron siempre bajo el monopolio de un mismo apellido. Familias que por herencia han sobresalido en la región, en número y capacidades económicas, se han dedicado al trabajo de las flores y a la creación de silletas altamente tecnologizadas por maestros de artes de la ciudad y con ingeniería nueva. La sillleta tradicional es hoy apenas una categoría que difícilmente compite con la sillleta temática de novedosas formas y colores.

Pero los problemas económicos más graves, empezaron a llegar con el surgimiento de grandes porcicultores y la floricultura de exportación. Al tiempo que se tecnificaban y ensanchaban sus dominios, los dueños de éstas grandes industria empezaron a verse relacionados con la expedición irregular de licencias, los toques de queda y la llegada de bloques paramilitares con cobros de vacunas e intimidación a dueños de tiendas locales y contra aquellos que deambularan hasta altas horas de la noche. Los intentos por reclutar a los jóvenes de veredas poco frecuentadas por el turista como El Rosario, no se hicieron esperar, y los campamentos empezaron a poblar los colosales bosques de la zona.

“Un día, caminando por unos senderos de El Rosario, una amiga bióloga y yo que estábamos tomando fotos a las 6:00 de la mañana, nos topamos con un cambuche de los paramilitares. Los reconocimos aunque tenían raciones de comida del Ejército Nacional, pero todo indicaba que no eran militares. La suerte, fue que al parecer estaban dormidos y pudimos pasar desapercibidos.”--Cuenta Jaime Peralta, preocupado por la situación-- y para terminar apunta: “(...)oportunidades, es la falta de oportunidades, es la precariedad general del campo, la ineficacia del Estado, la ignorancia del turista y la indiferencia frente a lo bello y frente a lo sublime; porque ése es el quid del asunto, la indiferencia como grado cero de valoración (...)”.

CUESTIONES DE INSEGURIDAD...


El domingo 12 de abril a las 5:30 de la mañana, Santiago Gómez, estudiante de ingeniería administrativa de la EIA y Clara García , su novia, y estudiante de diseño de la UPB, apenas dormitaban en su carpa en las horas más frías de la mañana santalenera.

En la vereda Barro Blanco, en un tupido bosque de pino Pátula que aparecía entre las malezas que cercaban un camino irregular y amarillento, ambos habían decidido armar su carpa y disfrutar del silencio nocturno que prometía la extensión de esos árboles y la abundancia paisajística del lugar al calor de una buena fogata y unas latas de salchichas.

Todo se confabulaba para dar forma a una buena aventura para principiantes: cercanía a la ciudad, poco presupuesto necesario y la soledad total del lugar. El frío apenas podía ser un inconveniente bajo el calor de una buena sleeping bag y las ligeras lluvias de la madrugada no entrarían en la carpa, a menos de que derivaran en una tormenta.

Nada podía ser tan imprevisible, como que a las 6 de la mañana, Santiago y Clara iban a estar sentados en la sala de espera de la estación de policía de Santa Elena para efectuar la denuncia de dos celulares y una billetera con todos los papeles adentro y, nada pudo haber resultado tan inesperado, como que media hora antes dos hombres iban a entrar abruptamente en la carpa, con cuchillos en la mano, para exigir la entrega de todo lo que estuviera al alcance y tuviese algo de valor.

“lo que importa no fue lo que se llevaron, porque al fin y al cabo era muy poquita la plata que Santi tenía en la billetera y los celulares tampoco eran mayor cosa, el susto y la sensación de haber sido atracados fue lo que me puso a llorar desconsoladamente hasta llegar a Medellín otra vez . Es que el miedo que yo sentí cuando esos tipos entraron en la carpa fue horrible. Siempre pensé que pudo pasar algo peor”.--Dice Clara, mientras recuerda semejante anécdota--.

No es ésta la primera ni la última vez en que la situación de inseguridad de Santa Elena debe alarmar a los descuidados campistas y exigir el trabajo de las autoridades. Pero el corregimiento, no parece estar incluído en los planes de seguridad de la Alcaldía, al menos en otro nivel que sobrepase la creación de una nueva estación de policía; ni siquiera sabiendo ésta que Santa Elena ha sido siempre un espacio de alta vulnerabilidad debido a la marginalidad de los barrios que la limitan y a que es un buen escampadero para jóvenes desocupados que se han dado cuenta del flujo turístico del lugar.

Según Jaime Peralta, la zona fue siempre un lugar disputado por los grupos armados al márgen de la ley y, tuvo la desafortunada presencia del Bloque Metro, que lo veía como punto estratégico para el tráfico de armas y de cultivos ilícitos. “Desde una finca que tenía en la vereda El Rosario, me tocó ver un cultivo de marihuana que en principio confundí con flores por los plásticos que tenían de protección”--cuenta Jaime entre las risas que le produce la candidez de su conclusión.

Para el asesor de la Alcaldía Jorge Mejía Martínez, “en desorden el incremento de la criminalidad está relacionada con el incremento del narcotráfico, ésta actividad ilícita en lugar de debilitarse se ha recrudecido y las políticas que se han tenido para afrontar los probemas no han dado los resultados esperados. Los otro es la crisis del proceso de desmovilización, ese proceso en lugar de consolidarse se ha estado debilitando, como consecuencia de errores en el inicio del proceso”.

Los problemas de inseguridad se han extendido a los senderos ecológicos de las veredas más visitadas, donde las riqueza del paisaje y una buena cámara fotográfica son el blanco preferido de los amigos de los ajeno. “Los campesinos de la región alarman y recomiendan no dejar las puertasde las fincas abiertas, ni hacer caminatas en la noche. Pero no es aceptable que los corregimientos de la ciudad sean usufructuados y destruídos por los citadinos sin recibir absolutamente nada a cambio, si siquiera la idea de que se encuentran vigilados por un Estado Social de Derecho que lucha por el monopolio de la fuerza y la seguridad.” --termina diciendo Jaime Peralta.

Escuche la entrevista completa de Jorge Mejía Martínez




Y A VOLAR!!!!

“Estábamos haciendo salvamento” dice don Argemiro Restrepo mientras se sienta en la tienda “El chispero” de la vereda El Plan. “Esos muchachos se ponen a comer hongos de esos mierderitos y a meterse drogas y pierden el sentido” -dice- “tuvo que venir la policía a sacarlos porque estaban en propiedad privada y se llevaron casi a veinte en un camión, a los que estaban fumando cosas y a los que no también los montaron.”--termina-.

¿Y qué es eso del salvamento? Le pregunta un hombre canoso con cara de citadino, que se encuentra en la mesa del lado cubierto con una ruana y una cerveza fría en la mano. Continúa don Argemiro “Es que nosotros dentramos a lo que llaman el Valle y nos toca auxiliar a jóvenes que están idos. El fin de semana pasado una niña creyó que se estaba incendiando en medio de su locura y se quitó toda la ropa. Cuando la encontramos estaba arrugada, arrugada del frío y temblaba...”. “Seguramente era hipotermia”-- dice el hombre canoso.

Como una cuna del exotismo perdido de la ciudad, entre el verdor de los pinos y la frescura de los vientos fríos que llevan la sangre a cada célula del cuerpo y enrojecen las mejillas, Santa Elena es un espacio de alucinaciones permanentes, pero que padecen de exceso de realidad para los más inconformes.

Los hongos, la marihuana y el LSD han encontrado el despliegue de todos sus efectos en un lugar que realmente los motiva, pero que no puede luchar contra los abusos y la irresponsabilidad de los consumidores. Mucho menos, contra la ola de un mercado de la ilegalidad que empieza a ganar terreno y a incrementar la aversión del campesino por el hombre de ciudad. Cientos de jóvenes frecuentan los ya numerosos “valles de los hongos” en búsqueda del famoso Amanita Muscaria; un hongo rojo de puntos blancos que lleva de vuelta a esas épocas de los pitufos y al reino Fungi de la excentricidad.

Tras el esnobismo de conocer otras dimensiones de la realidad y escapar de una vez de ésta, muchos seudo-intelectuales han aprovechado la curiosidad y la mala información de los jóvenes frente tradiciones indígenas como el Yagé. Lo que pocos saben, es que mientras creen entrar en sintonía con la naturaleza y el lavatorio interno del cuerpo, están siendo víctimas de uno de los cocteles más peligrosos : una mezcla de escopolamina con químicos, fatal para la memoria y por qué no, para la cordura misma.

Foto tomada de www.focusonnature.be

Pero los problemas no se hacen esperar. Los excesos de la ciudad empiezan a permear las juventudes y a sacarlas de la tranquilidad de las montañas, para meterlas en dinámicas non sanctas que incluyen drogas, alcohol y prostitución. Las cifras de criminalidad y VIH aumentaron en el último lustro de manera preocupante según la corregidora de Santa Elena Sor Maria Benitez, quién además ha expresado su preocupación por el éxodo de las nuevas generaciones que no se quedan en sus veredas a la espera de oportunidades, sino que deciden sus proyectos de vida bajando a la ciudad en busca de los nuevos cánones de belleza, condición social y niveles de vida; siempre buscando nuevos horizontes. O mejor, el horizonte más desgastado de todos: el citadino.

lunes, 8 de junio de 2009

¿CANALLAS O ESCRITORES URBANOS?




“El hecho de compartir un hábito, una ideología, un ideal, determina el ser conjunto y permite que éste sea una protección contra la imposición, venga de donde venga”.
(MAFFESOLI, 1987: 67)




Salirse de los límites que la doble moral ha enmarcado para la vieja “tacita de plata” y, de una vez, superar los miedos a subvertir las albeadas paredes de Medellín para ser leídos, es el ideal de un grupo de escritores, que en vez de utilizar el lápiz, empuñan un aerosol y asumen el tradicional rol de canallas que la sociedad les ha asignado en el imaginario. Violentar las más incólumes paredes de la ciudad y verlas como un papel en blanco hace de ellos un ícono ambivalente que para algunos se traduce en arte y para otros, no deja de ser una simple patanería.

El graffiti contemporáneo ha heredado una historia tan compleja, que puede llegar hasta los inicios del hombre con las pinturas rupestres. Malaleche, un graffitero de la ciudad, afirma que “El hecho de marcar la roca y la cueva con una disposición mágica y mística antes de que toda la plástica y el arte existiera, demuestra que ya había un tipo de graffiti. Es una respuesta del hombre común a los mecanismos de la sociedad, es otra forma de ver el mundo, es expresión neta.”

Sin embargo, el graffiti, como hoy lo conocemos, es hijo de las generaciones del siglo XX; específicamente, la convulsionada década de los sesentas inspiró las primeras consignas que marcarían para la historia las paredes de las Sorbona y de Nanterre en el año de 1968. "Las paredes tienen orejas. Vuestras orejas tienen paredes" y “Decreto el estado de felicidad permanente.", dejaron plasmadas en los muros, la historia de las grandes barricadas y la subversión de un espíritu juvenil que pedía a gritos el ser escuchado.

Pero, el graffiti posee una historia paralela que nace en el New York de los últimos años sesenta y primeros setenta. El surgimiento de un nuevo guetto de la cultura hip hop, hijo a la vez, de las minorías marginadas de la ciudad, dio origen a un espíritu combativo e inconforme que no aceptaba los lineamientos de la sociedad de exclusión en la que debían vivir. El disgusto se hizo arte en la medida en que se apoderaba de los blancos muros de New York y daba paso a una nueva generación de escritores, los escritores urbanos .

El graffiti nace como expresión gráfica de este amplio movimiento cultural en el que la afirmación de lo individual se confunde con la del grupo en el marco de los barrios populosos y degradados de las grandes ciudades occidentales. Allí se genera una terminología y un lenguaje icónico y textual autóctonos y originales que son de imprescindible conocimiento para la comprensión adecuada de las nuevas formas del arte contemporáneo que muy probablemente estén marcando las pautas de lo que será la producción artística del siglo XXI. (Jesús de Diego I)

Hoy, en Medellín, es común ver al lado de los proyectos de cultura, inmensos muros blancos que la ciudad ha destinado como focos de expresión para los graffiteros, sin embargo, malaleche asegura que “no hay espacio destinado para el graffiti” y que “los despojos, los desechos, los lugares residuales son los que aceptan el graffiti(…) este siempre tiene que estar en contra del establecimiento, crear destino vandálico.”

Por su parte, para Juan Fernando Vélez, docente de la facultad de artes de la Universidad de Antioquia y experto en el arte urbano, la intención inicial del graffiti es el marcamiento de territorio, es dejar la señal de que “ahí estuve yo” y superar los límites de la volatilidad de la presencia humana en el mundo.

En Medellín, no importa mucho hoy el color de quienes marcaron con el primer aerosol la nueva generación del arte, lo que sí se mantiene, es el espíritu denunciante y la voz inconforme de quienes piensan que la transformación de la ciudad no puede restringirse a la creación de parques biblioteca, metrocables y grandes vías como nichos de polución; al contrario, creen que en medio del ruido y la volatilidad del tiempo, son las paredes el papel más visible que pueden poner ante los ojos de los descuidados transeúntes, eso sí, con el cuidado de mantenerse clandestinos como última denuncia ante la intolerancia general.
"En una cultura como la nuestra, acostumbrada durante largo tiempo a escindir y dividir todas las cosas como un medio de control, a veces nos choca el que se nos recuerde que, en los hechos operantes y prácticos, el medio es el mensaje."
( McLUHAN, 1969: 29)
Escuchar entrevista completa de malaleche:






Los escritores urbanos, dicen unirse en la medida en que las energías de todos se hagan compatibles. Según malaleche, "Cada grupo de gafiteros tiene su historia y su dinámica, los caminos de los artistas se cruzan y por química se reúnen para hacer arte . Lo primordial, es que todos tengan el ánimo de pintar y tengan la misma energía."


Encontrar a los graffiteros por las calles, o simplemente coordinar con ellos una hora para ver las maravillas de varios tarros de aerosol es una labor titánica; sin embargo la web nos deja ver el asombroso trabajo de quienes se han catalogado como los mejores en su género:


Fuentes:

(I) "La estética del graffiti en la sociodinámica del espacio urbano". Orientaciones para un estudio de las culturas urbanas en el fin de siglo. Por: Jesús de Diego. Univ de Zaragoza (Spain). danton@arrakis.es.
(II) RAMIREZ, Juan Antonio (1994): Ecosistema y explosión de las artes, Anagrama, Barcelona.
(III) MAFFESOLI, Michel. (1987): "La hipótesis de la centralidad urbana", en Revista de Occidente, n° 73, p. 64. Madrid.
(IV) http://www.valladolidwebmusical.org/ Hora: 3:00 p.m/ Fecha: 01/06/2009

domingo, 31 de mayo de 2009

Las Farc: La perpetuidad de un tema

Hablar de las Farc y pretender la neutralidad, es una carrera por evadir la amenaza de una apología y un constante temor de caer en el radicalismo de la extrema derecha. Sin embargo, los temores del hablante no pueden derivar en silencio cuando la intención de deliberar queda intacta ante los juicios del público; un tema de tanta coyuntura como las Farc debe ser hablado una y mil veces hasta que los frutos de una buena comunicación demuestren toda la capacidad racional de los colombianos en en la búsqueda de una solución definitiva al suplicio que nos ha atormentado por más de setenta años.

Foto tomada de www.eitb24.com

Lo cierto, es que hay un monstruo de cien cabezas que nos ha estado manipulando por décadas mientras juega con la precaria incapacidad de los políticos colombianos y el miedo generalizado de la población civil. El fin se nos presenta como un espejismo al que imaginariamente nos acercamos, conscientes de la irrealidad de tanta belleza, pero no por eso sin ser suficientemente optimistas.

A pesar de todo, yo soy de las que piensa que todo podría ser mucho peor ahora. La muerte de Manuel Marulanda pudo haber cambiado radicalmente el futuro de las Farc y del país, sin que la mayoría de los colombianos lo notaran, gracias a la idea que surge del sentir que el giro dado por las Farc fue quizás el más positivo de todos los posibles.

Guillermo León Sáenz Vargas, alias Alfonso Cano es hoy comandante en jefe de las Farc con el eterno pesar de el 'mono jojoy' y con todo el temor de equivocarme, con el beneplácito de quien haya pensado o piense aún en la sposibilidades de un proceso de paz de una naturaleza muy diferente a la del Caguán.

Alfonso Cano es, a diferencia de el 'mono jojoy', algo más que un terrorista narcotraficante; su pasado nos habla de un hombre de clase media-alta de la ciudad de Bogotá, hijo de conservadores y casi antropólogo, además, es quizás quien ha sacado la cara por lo que tanto ha obsesionado al presidente actual: el brazo intelectual de las Farc y por eso, quien lo creyera, la esperanza de un posible diálogo concertado lejos de los desmanes de la vetusta guerrilla que se debate estratégicamente entre el maohísmo, el marxismo-leninismo y los intereses de volverse bolivariana.

Sin la intención de generar falsas expectativas o de divagar entre la idea de un posible fin de la guerra o la terrible posibilidad de su perpetuación, sólo queda este texto como un comentario más entre los miles de ellos que han poblado los periódicos y que no dejarán de ser un buen desvare de columnista, al menos durante el último cuarto de siglo, cayendo en el terrible error de estar del lado de los optimistas.

jueves, 28 de mayo de 2009

La Patria Boba

Quienes todavía sostienen que el fin de la Patria Boba tuvo lugar en 1816, tal como se atreven a afirmarlo los libros de secundaria y los maestros de escuela, han caído en la ingenuidad de quienes leen la historia y se jactan de no haber sufrido “semejantes atrocidades” humanas y el reduccionismo de los que aún piensan que existe caducidad para las consecuencias de una tragedia.

Si Patria Boba se le llamó a un período caracterizado por la inestabilidad política y varias guerras regionales y civiles en una nación en formación y desarrollo, es lícito pensar que estamos apunto de cumplir dos siglos de padecer la inmadurez política de un país que se quedó estancado en lo más difícil de la adolescencia y que definitivamente no ha interiorizado el saber popular cuando afirma “el que no oye consejos no llega a viejo”.

La carencia de líderes no es un problema de los políticos de las altas esferas, al contrario, es un fenómeno cada día más difundido en todo los escenarios que piden a gritos un representante digno de los intereses de un grupo humano. Los partidos políticos se han dedicado al amaestramiento de los pocos jóvenes que dan muestras de talento y terminan por producir simples copias de vísceras dispuestos a perpetuar las necedades de los vetustos líderes. Hace tiempo que los discípulos han prácticamente desaparecido de las esferas académicas y el celo por conservar altos cargos ha condenado a muerte grandes proyectos que apenas conocen octogenarios impulsadores.

Eso ha hecho que hoy, doscientos años después, nos estemos condenando a perpetuar la “bobada” y la falta de juicio de quienes detentan el poder, supuestamente, como legítimos representantes de nuestros intereses; sin embargo, no sería justo atribuir todas las sandeces a los pobres elegidos, dejando de lado la involución mental de un país que no ha podido entender que no hay excusas para hacerle apología a las adicciones, ni siquiera a las que tienen que ver con el poder.

jueves, 14 de mayo de 2009

PC3: un hijo más de la carencia

“Este es un partido marxista leninista, absolutamente ortodoxo. Con la diferencia de que todos los marxistas leninistas asumían el centralismo democrático como principio inalienable, pero este no; este asume la verticalidad con disciplina militar y no da orientaciones sino órdenes”

Miembro del PC3 a el Pais de Cali

Lejos de aceptar las dinámicas de la insurgencia y sin el ánimo de diseñar apologías al accionar vandálico de grupos de posiciones extremas; la génesis de grupos como el Partido Comunista Clandestino de Colombia requiere, más que una discusión de politización radical y con miras al exterminio, un trabajo analítico serio que genere, además de odios y posiciones viscerales, debates controversiales sobre el contexto socio político que ha servido de caldo de cultivo para los brotes de la insurgencia por más de seis décadas.

Una democracia poco incluyente, los rencores entre clases generados por la falta de equidad social y política, y el exterminio de la oposición en todas las épocas, desde Gaitán hasta la UP, han hecho, no sólo de Colombia sino de América Latina en general, una gran receptora de ideologías que han ido manchándose de cierto anacronísmo en pleno siglo XXI, pero que además, padecen el haber sido mal asimiladas y brutalmente adaptadas a contextos espaciales y temporales que distaban años luz de su espacio y tiempo de origen.

Marxistas- Leninistas, Mahoístas y Trotskistas encontraron asidero durante los 60´s en una permanente Patria Boba donde los nuevos mamertos apenas podían soportar el descaro de los políticos de turno. Sin embargo, la inmadurez intelectual de los estudiosos no superó una primera revisión teórica seria y fácilmente se acomodó a las dinámicas de la izquierda insurgente, también inmadura por cierto, que venía gestándose desde el 40.

Muchas décadas después, en el año 2000, la falta de juicio político y, no sobraría decir que mental, que dio vida a una "zona de distensión", dio razones, impunidad y espacio suficientes para una naciente reunión de fuerzas, ahora de un carácter mucho más académico, bajo la comandancia de Alfonso Cano. La idea era refundar un partido direccionado por el pensamiento comunista, pero, que a diferencia del partido legal, se mantuviese firme frente al apoyo a todas las formas de lucha manteniéndose en la impunidad ante el ejemplo de la exterminada UP.

70 personas entre médicos, periodistas, dirigentes políticos y educadores fueron convocadas a integrar el naciente PC3 con la misión de formarse en ideología, estrategia y combate. Más adelante, la idea fue permear organizaciones y administraciones del orden local, departamental y nacional, lo que permitió al grupo guerrillero "alcanzar lo que militarmente no pudieron en más de cuatro décadas".(El país, Cali)

Finalmente, la célula intelectual de las Farc ha logrado tanta difusión clandestina en su primera década de acción, que las universidades públicas, ong´s y organizaciones de derechos humanos han terminado bajo la vigilancia del Estado, con la estigmatización de no ser más que focos de insurgencia , acusaciones que en últimas, han terminado por debilitar la imagen ya de por sí desprestigiada por la extrema derecha, de grupos, que en otras condiciones, serían portadores del tan requerido equilibrio político y social.

domingo, 10 de mayo de 2009

Guatapé: el diamante de oriente

Foto tomada de ligaventura.com
Entre el esplendor verdoso del oriente antioqueño y tras la majestuosidad del gran Peñón de Guatapé, descansa la inmensidad hídrica de la represa que rodea la belleza cultural de un pueblo de vientos fríos ineluctables pero ambiente costeño. Un lugar donde el sol y la frescura se unen formando la mezcla perfecta para los amantes de paisajes exóticos y climas solidarios, perfecta para los que aman la tensa calma de las grandes extensiones de agua y el intenso olor a hierba de las montañas, ideal para los que atesoran recuerdos de los más bellos rincones del departamento y exquisito para los que se deleitan con el arte, la historia, la arquitectura y la adrenalina del deporte.

Guatapé, ubicado a sólo 77 km de Medellín, es un municipio antioqueño que conserva una invaluable historia que aún se respira en un pequeño pueblo entapizado en zócalos de figuras diversas cada vez más sofisticados y perfectos. Un complot entre el arte y el recuerdo llena las calles del viejo y el nuevo Guatapé con casas pequeñas de apariencia y sangre colonial cubiertas de sur a norte por la imagen de un velero, un cordero o un billar con todos sus jugadores; algunas, se deleitan con el espléndido retrato del gran Peñón que se divisa desde la tierra de los guatapenses y otras con la extravagancia de esos personajes enigmáticos que dignamente representan una porción de cultura de su pueblo.

Así, un paseo por el gran Malecón de Guatapé, es un placentero recorrido entre la inmensidad finita de las aguas de la represa y la tradición que se conserva desde las deliciosas truchas al ajillo de los restaurantes del corredor, hasta la belleza estructural del hospital, la iglesia, el banco, la calle de los enamorados, la calle del comercio y el monasterio. Un paisaje que penetra los sentidos y se respira en el viento frío que templa la epidermis y los rayos del sol que acompañan las tardes del barco cervecero que zarpa alegremente entre las aguas de la represa, pletórico de amantes del descanso y la exquisita diversión; o las descargas de adrenalina que se permiten a bordo de un jet-ski, de una bicicleta acuática o del gran Canopy que se despliega sobre una vista afrodisíaca del gran diamante de oriente.

Las tierras del cacique Guatape, se hacen pues merecedoras de los más exigentes turistas que en un viaje místico, histórico y adrenalínico; tendrán la oportunidad de visitar un lugar que vive por sus visitantes y se edifica cada día en un proceso constante de progreso y consolidación como gran destino turístico. Imposible, sería entonces, perderse de tanta belleza natural que empieza desde el recorrido que cruza la carretera del oriente antioqueño para encontrarse con municipios de inmensas bellezas hídricas, agrícolas, gastronómicas e históricas como La Ceja, Rionegro, San Antonio de Pereira y El Peñol; todos en un agradable viaje placentero desde el primero hasta el último kilómetro de recorrido.

En suma, un paseo para no perderse nunca, y que promete ser cada vez mejor de la mano de la seguridad y tranquilidad que allí se respira y se complementa con la hermosura visual. Guatapé sigue creciendo, y aún como diamante en bruto se posiciona como uno de los grandes destinos entre el olor a campo y el sabor a pueblo de las riquezas de nuestro oriente antioqueño.

jueves, 30 de abril de 2009

El decadente negocio de la desnudez

Foto tomada de skyscrapercity
Al menos cuarenta pupilas dilatadas, en parte por la oscuridad absoluta del lugar, que solo logra verse perturbada por las letras rojas que anuncian los baños; y por otro lado, por los autómatas movimientos y quejidos que una escultural rubia ejecuta en la pantalla; llevan al onanismo y al éxtasis a los espectadores que tras de un telón rojo, encuentran una apasionante expresión animalesca del sexo en el teatro Sinfonía XXX.

Es difícil entre tantas tinieblas, ver algo más que la pantalla, y una fila de hombres que se acomodan al lado del telón, y desde allí, presencian una de las escenas de la cinta “Embarazadas y calientes”.Son las dos y media de la tarde de un sábado, y el teatro está prácticamente vacío en relación con la cantidad de tímidos curiosos que continuamente se acercan, a observar las cuatro carteleras llenas de cuerpos encuerados que se ubican a las afueras del recinto.

Media hora después, apoyado en su bastón y con la nieve de al menos 85 años en su cabeza, un hombre se acerca y sin siquiera tomarse el tiempo de mirar una de las carteleras, compra la boleta y cruza el telón de la lujuria con la osadía de un adolescente, pero con la madurez que solo dan los años. Como él varios sujetos ingresan al teatro, pocos tendrán menos de 25 años, y de clases “no se habla”; es más, podría alguien detenerse a las afueras del teatro tan solo a adivinar si ese hombre que acaba de entrar con una edición del diario “El Espacio”, podrá ser un médico, un ingeniero o quizá un abogado conmovido por las imágenes y ansioso de sexo.

Al menos una hora más tarde, Horacio Monsalve, el administrador del lugar, otro hombre a quien en el seño fruncido se le percibe el paso del tiempo; dedica el reposo de su almuerzo, a hablar de tiempos pasados; a recordar con nostalgia lo que fue 1972, y la locura del sexo en la pantalla, que seducía a casi 2000 espectadores diarios, quienes se pasaban las horas ocupando su puesto en interminables filas que atravesaban la complejidad del Centro de Medellín. Hoy, 35 años más tarde las filas se han esfumado, y las 120 personas que diariamente acuden al cine, sin distinción de clase, ni edad, son los rezagos de un 5% de espectadores que sobreviven a los estragos fatales de la piratería y a la decadencia que se ha apropiado de los cines XXX de Medellín.

Pero la piratería no es sólo el problema, y aunque Don Horacio no acepta que las nuevas tecnologías son el verdugo de su negocio, basta con conocer a Pablo Zapata, editor de la conocida página Web “Guía Cereza”, para darse cuenta de que la industria del sexo, es todo un mundo, que corre a velocidades inimaginables por los cables de la Internet.

Foto tomada de Internet www.campusanuncios.com

Aunque al parecer, esa industria, aún no nos pertenece ; es más “En Colombia no hay una industria del Porno”, es una frase varias veces repetida por Pablo, mientras habla de la desaparición de www.latinsexgames.com, la única página de videos porno con producción colombiana, que desapareció hace más de un mes sin dejar rastro en el ciberespacio. De resto, nada es explícitamente porno, así que aunque es posible encontrar un arsenal de páginas locales que promocionan chicas acompañantes, mujeres desnudas en Webcams, y eventos sexuales; no hay nada que involucre la producción de una película pornográfica, al estilo Italiano de los años 70, o al europeo de ahora, donde las actrices de una cinta de porno, son estrellas, sin nada que envidiarle a una Nicole Kidman, en su club de fans.

Por otro lado, a varios kilómetros de los cines XXX; un hombre conocido por todos como “El gurú del Porno”, vive de las ganancias producidas por una cultura del sexo apenas naciente en esta tierra de procesiones eternas y agotadores padrenuestros; a este hombre, de escasos 24 años, es fácil encontrarlo en la tranquilidad de una videotienda, entretenido en algún videojuego, pero siempre carismático y dispuesto a hablar de su mundo, repleto de mujeres y hombres desnudos, plasmados en una colección de más de 250 videos, que puede alquilar en un fin de semana sin esfuerzo alguno.

De ahí, que resulte viable dudar de la magnanimidad de la Internet, sobretodo escuchando al “gurú” hablar de una clientela entre los 25 y 50 años, en su mayoría con acceso al mundo de la Web, pero en busca de una buena producción, de una buena película, que contenga una trama impactante, seductora; de esas que no se encuentran hoy en las películas colombianas; por esto es que en su inmensa colección de ejemplares no hay nada donde orgullosamente se lea “made in Colombia”. Pero para este fenómeno, razones hay de sobra; estando en primer lugar los “sueldos de hambre” que a las mujeres les pagan por una escena completa, y que no sobrepasan los quinientos mil pesos en el mejor de los casos; sin contar que las películas completas vendidas al exterior, no valen más de 1’500.000 pesos, de los cuales se deben ver beneficiados todo el equipo de producción y los protagonistas.
Foto tomada de Internet www.labellea.com

“A algunas las engañan con falsas promesas”, dice Fernando, el hombre que acompaña a Pablo Zapata en la pequeña oficina de los creadores de Guía Cereza; “Les prometen un millón, y les salen con menos”, agrega, evidenciando en el tono de sus palabras, el mismo anteriormente escuchado en el gurú y en Pablo, que la industria del Porno en Colombia, no es todavía un buen negocio, y que estamos a años luz de considerar la aparición de una Anna Nicole o una Jena James criolla. Antes, abría que hacerle un barrido cerebral a una población tan tradicionalista como esta, para la que toda actriz involucrada en el mundo de la pornografía no es más que una “puta”, en el bajo mundo de la clandestinidad.

En Medellín, un canal de televisión, que recrea las horas de los visitantes moteleros de la ciudad, se ha constituido como el primer y único canal porno hecho en Colombia; en él, es fácil encontrar rostros antes vistos como simples transeúntes, convertidos en completos ángeles del placer. Kamasutra es el nombre que lleva dicho canal, que aunque se hace llamar colombiano presenta una gran cantidad de películas extranjeras. Allí, en medio del sexo más explícito se podría pensar en mujeres que se han librado del temor de ser vistas desnudas por sus vecinos, y compañeros universitarios, pero no es así, o por lo menos no es el caso de Jennifer; una mujer de escasos 1.50 de estatura, cabello achocolatado y ojos azabaches.

Ella ha trabajado para Kamasutra en varias ocasiones, reservada y cortante, habla de lo que es ser una actriz Porno, convencida de que el dinero es poco, comparado con la dureza de acostarse con alguien de quien pocas veces se conoce algo más que el seudónimo.
Jennifer dilatas las pupilas, tan vez al mismo tamaño de aquellos que se deleitan con sus películas, cuando concibe la idea de ver sus producciones en un rincón de Medellín, dejando al destino la posibilidad de que sea su hijo de siete años, quien algún día en el afán de la juventud se convierta en el cliente de sus videos.

Finalmente a Jennifer se le acaban las palabras, y a mi las preguntas. Está suficientemente claro que ni ella, ni Pablo, ni el Gurú han hecho hasta ahora el negocio de sus vidas; mucho menos Horacio Monsalve, quien en la nostalgia de sus ojos refleja los días contados del cine que algún día le abrió las puertas a la industria visual del sexo en Medellín.




domingo, 26 de abril de 2009

La Iglesia de la Verazcruz, lejos de los nuevos tiempos

En los últimos diez años, una fuerte tendencia a la importación de proyectos “modernizantes”, ha empezado a demoler los viejos bares, a cubrir el escaso verdor de una ciudad construida en pro de los autos, los hoteles medianamente lujos y los grandes bloques de centros comerciales; y a decidido acabar con las “arcaicas” estructuras de parques e iglesias, para imponer las nuevas corrientes minimalistas, expresadas en gigantes bloques de cemento, lánguidos arbolitos intercalados y pequeños detalles en madera. Sin embargo, bajo la sofisticación de una ciudad que se deslumbra con la internacionalización de sus parques y con la asombrosa visita de inexpertos fotógrafos extranjeros; se esconde la historia de varias generaciones anteriores, que vieron demoler uno a uno de sus sitios de reunión y encuentro.
Foto: Tomada de Internet "Crónicas de Medellín"
Paradójicamente, tras la búsqueda de lo moderno, internacional y lleno de cemento (aparentemente términos complementarios); hay lugares que las viejas administraciones locales han preferido olvidar, antes de enfrentarse a los vericuetos de una dinámica non sancta que se ha apoderado de otros parques y otras iglesias que se esconden tras las nuevas estructuras y permanecen en el tiempo en una lucha que nada tiene que ver con la palabra modernización.


Foto: Tomada de Internet "El Colombiano"
De ahí, que La Iglesia de La Veracruz junto a las dos manzanas que la rodean, aún conserven las tradicionales cantinas y heladerías, las máquinas de juego, los hoteles a punto de derrumbarse, la multitud de venteros ambulantes y el tradicional negocio de la prostitución que define y delimita las posibilidades de quienes visitan el sector.
Así, la también llamada “Ermita de la Veracruz de los Forasteros”, en donde a principios del siglo XVIII y principios del siglo XIX se acostumbraba sepultar los extranjeros que por esos días residían en la ciudad; es hoy un lugar de pocos turistas aficionados con cámaras fotográficas y de escasa participación religiosa, pero de agrias ofertas de los bajos mundos que se esconden tras la doble moral de una ciudad camandulera y arcaicamente patriarcal.



El sector, ubicado entre Cundinamarca y Carabobo, es una zona de altos contrastes y diferente categoría de visitantes. En Cundinamarca por ejemplo, en las aceras que se enfrentan, es posible observar pequeñas entradas, con puertas de garaje e inclinadas escaleras, que permanecen pobladas de prostitutas de diferente color, edad y aspecto. Se puede decir que son pocas las que tienen menos de diecinueve o veinte años, y muchas las que sobrepasan los cuarenta. Los rostros se ven particularmente ajados y el cuerpo da evidencias de un abuso de varios lustros que apenas se cubren con ligeros vestiditos de colores chillones y altos zapatos de tacón.


En el otro hotel, se ven pequeñas ventanas con un ventilador y varias sábanas que cuelgan de las ventanas. De pronto, una mujer vestida de blanco y de pelo rubio baja por las escaleras acompañada de un hombre de al menos 60 años; él sigue tranquilamente su camino y ella permanece hablando con sus colegas en la escalera de entrada.

Entre dos grandes hoteles que se ubican en una de las aceras de Cundinamarca, hay un moderno casino que además funciona como sitio de reunión de las mujeres que se sientan por horas y horas en las escaleras de los hoteles. Las mujeres, parecen tener bien definido cual es su hotel, y nunca se paran en las escaleras de otro; por eso, el casino resulta un buen lugar para charlar un rato y reírse de algo.

Por las escaleras, baja constantemente un hombre de aproximadamente 35 años que habla con ellas, sale a comprar comida y sube de nuevo. Aparentemente es el proxeneta de ese hotel, pero si resultase cierta dicha suposición, entonces pensaríamos que cada uno de los hoteles tiene sus propias prostitutas y su propio proxeneta. En una de las esquinas, hay una mujer que vende minutos que también parece funcionar como sitio de encuentro; sin embargo, a ella también se acercan otro tipo de personajes, generalmente hombres adultos jóvenes y hablan por largo rato sin comprar ni un solo minuto a celular.


Foto: Tomada de internet "Wikimedia"

Alrededor de los lugares, el movimiento comercial es altamente acelerado: ventas de muebles de madera, de frutas y verduras y de insumos eléctricos, llenan de sonidos y gritos el lugar. De ahí, que en medio del “vergonzoso” ajetreo sexual, un centro comercial conocido como La Cascada, cambie por completo el estrato y el aspecto de los visitantes.

Jóvenes de todas las universidades de Medellín, desde Eafit y la Escuela de Ingeniería de Antioquia, hasta las universidades públicas; deben hacer una obligada visita semanal a La Cascada, en busca de microcontroladores, leds, instrumentos de medición etc. Así, los futuros ingenieros y tecnólogos de Medellín visitan periódicamente los alrededores de la Iglesia de La Veracruz, y apenas lanzan una sonrisa maliciosa cada que pasan frente a una de las entradas o escuchan los osados piropos de las mujeres que allí esperan.


La gente parece no mirarse demasiado, los indigentes no piden insistentemente dinero y la Iglesia, ya golpeada por el tiempo y el descuido, parece estratégicamente ubicada, como sitio de referencia, en medio de uno de los sectores más problemáticos de la ciudad. De todos modos, son pocos los que van a La Veracruz a rezar y quizás muchos los que se extrañan al comparar las fotos que se exhiben en las guías turísticas de Medellín y el verdadero estado de la Iglesia, vergonzoso, por cierto, para una ciudad que se erige sobre la esperanza de que la visiten.

martes, 21 de abril de 2009

Celulares Vs Individuos: Una disputa sociológica por la supervivencia

"El hombre ha llegado a ser por así decirlo, un dios con prótesis: bastante magnífico cuando se coloca todos sus artefactos; pero estos no crecen de su cuerpo y a veces aun le procuran muchos sinsabores (...)"
Sigmund Freud
"El malestar en la cultura"
La última vez que Beatriz Elena salió sin un teléfono celular en su bolsillo y con la extraviada tranquilidad de no requerirlo, ya empieza a ser una anécdota inverosímil del fin de la década pasada que, además, ocupó más de la mitad de su vida sin ella darse por enterada. Hoy, en lo único que se pone de acuerdo con sus recuerdos, es en las dificultades de una existencia a distancia en la que los más nimios obstáculos de tiempo y espacio no son aceptables. La familia, el trabajo y los amigos se le han integrado en un absoluto de accesibilidad donde sólo las "malas voluntades" pueden ser una excusa para la incomunicación.


Beatiz tiene hoy 45 años y la dependencia tecnológica de una adolescente de 15 cuando cataloga su celular como un elemento "indispensable". Se le hacen aciagos los días sin tener al menos la facultad de comunicarse con su hija y su esposo en momentos "menos esperados" y, apenas puede abandonar la oficina con la seguridad de que una llamada frenará los perjuicios de cualquier contingencia en sus momentos ausentes.

Breve historia del celular, es un proyecto realizado por los estudiantes de COMUNICACION SOCIAL DE PUCMM SANTIAGO.





Sin embargo, las brechas generacionales que en principio parecen menguadas por una apropiación aparentemente óptima de la tecnología, se agigantan ante el tsunami de elementos innovadores, integradores y, finalmente, asfixiantes, de un aparato que se hace cada vez más complejo. Beatriz apenas puede contestar y llamar sin que un improperio salga de su boca; no sucede lo mismo cuando escucha sonidos que significan mensaje, cuando por error ve su pantalla en movimiento y un aviso imperativo titilante de "capturar" o cuando, por casualidad, le llega en la factura de telefonía móvil el cobro de unos pesos de más por un inexistente paseo por la Internet.

Beatriz no es ningún caso excepcional, es más, los problemas de su generación con celulares que parecen de casi dos siglos más adelante, no son exclusivos de sus coetáneos y, al contrario, son cada vez más los jóvenes que comparten la angustia de sentirse obsoletos al frente de las nuevas telefonías móviles.


La tecnología parece estar superando las capacidades adaptativas del hombre, los manuales de uso inundan la red y todo al precio de una "mejor comunicación" que según Victoria Camps, no ha hecho más que dar lugar a una sociedad de "incomunicados" porque "es cierto que tenemos posibilidades, cada vez más grandes, de comunicarnos más fácilmente, pero es dudoso que esa comunicación de verdad nos acerque". Al contrario, las personas no sólo se han quedado impotentes ante el uso y la aplicación de tecnologías, sino que no han podido conservar las bases, otrora sólidas, de interacción social efectiva.


Por su parte, Antonio Pérez Luño, encuentran los marcados efectos de una sociedad tecnológica que ha hecho de sus ciudadanos seres sensibles a graves amenazas de supervivencia, libertad e identidad. para el autor "la ciencia y la tecnología han mantenido en los últimos años un ritmo de crecimiento exponencia, que no siempre ha tenido punto reflejo enla evolución de la conciencia ética de la humanidad. Por eso, las trampas liberticias subyacentes en determinados empleos abusivos de la cibernética o de la informática y en general de la tecnología, son el trasfondo terrible que amenaza el pleno ejercicio de los derechos fundamentales y acecha con invalidar los logros del progreso".


Frente a esto, la sociología ha empezado a plantear teorías diversas que apuntan al estudio del impacto del celular y en general de la tecnología en las dinámicas sociales. Gilberto Diaz, sociólogo de la Universidad de Antioquia explica este impacto desde lo que las escuelas alemanas llamaron "la tragedia de la cultura".Esta presupone la existencia de un desarrollo material desaforado que deja relegado el desarrollo humano y lo supera en creces.

Para esto, se identifican en el proceso de desarrollo una cultura subjetiva que se refiere a las relaciones del individuo con sus pares; y una cultura objetiva, que abarca las relaciones con lo material; la tragedia deviene en el momento en que el desarrollo dispar de ambas culturas (mucho más la objetiva que la subjetiva) hace colapsar el desarrollo del individuo y se llega a la despersonalización a costa de la tecnología.

En este caso, la tecnología inicialmente pensada como facilitadora de procesos individuales de adaptación y apropiación de la naturaleza por el hombre, se constituye en un obstáculo en sí misma que da pie a dos tipos de reacciones: de despersonalización total, o de antipatía tecnológica. De ahí, que hoy sea común encontrar grupos de diferentes generaciones, reacios a cualquier tipo de apropiación tecnológica y concentrados en una idea romántica del contacto humano y de las comunicaciones.


En suma, los ritmos acelerados de la modernización, no dan tregua a las capacidades de apropiación humana que surgirían como salvamento ante los daños ocasionados. El hombre no logra poner a salvo los cimientos sociales y culturales, antes de que sean aplastados por la implementación de dinámicas tales como la desintegración familiar, el innecesario acercamiento al diálogo, la apatía ante el debate verbal y a la deliberación , que empiezan a amenazar la existencia de un espacio público activo en el que, según Hannah Arendt, es donde nos desarrollamos como verdaderos individuos y nos hacemos parte de un sujeto colectivo.

La desaparición de este espacio, sería una tragedia más que poco ayudaría en la búsqueda de un mundo comunicado, al contrario, no seríamos más que esclavos de un mundo tecnologizado y despersonalizado, donde apenas existiríamos a distancia, perdidos en dependencias pueriles a las que sólo la cordura y la protección de los procesos individuales de desarrollo pueden enfrentarse.









Escuchar entrevista Beatriz Vásquez (45 años) : "Para mí el celular es indispensable (...)"









Escuchar entrevista Gilberto Díaz: "A esto se le llama la tragedia de la cultura"









Escuchar entrevista con Daniel Gutiérrez : "Mi vida no ha cambiado radicalmente por el celular"






Escuchar entrevista con Carlos García (64 años): "El celular si puede estar provocando nuevas pautas de comportamiento en la gente"



Para más información ir a:
http://www.celchile.cl/El%20Celular%20en%20la%20Sociedad%20Chilena.pdf


Otras fuentes:

Camps, Victoria "Ética, comunicación y política"
Freud, Sigmund "El malestar de la cultura"
Pérez Luño, Antonio. "Los derechos fundamentales"
Arendt, Hannah. " La condición humana"

jueves, 2 de abril de 2009

El tabaco desde las aulas de clase: nocivo para el cuerpo, perjudicial para el alma y mortal para el mundo



Entre las más terribles pandemias que han azotado el mundo, una de ellas, de capacidad fatídica asombrosa, ha logrado asesinar millones de personas y dejar otras cuantas ad portas de los más oscuros límites de la ansiedad y las inescrupulosas justificaciones del vicio. El tabaquismo, que es hoy en día, el verdugo de un mundo que desde afuera se precia en vía de extinción, apaga la vida de dos millones de personas por año y amenaza con aumentar en el próximo cuarto de siglo en un trescientos por ciento, su angustiante número de víctimas.


Por esto, en la actual búsqueda desesperada de libertades, es paradójico referirse a la forma como el tabaco ha esclavizado de la manera más sutil al 32% de las personas que en algún momento de su vida se han iniciado en el consumo de cigarrillo; cabe anotar, que el poder adictivo, tóxico y depresivo de éste, permite posicionarlo en comparación con la heroína, el alcohol, la cocaína, la marihuana y la cafeína, como la sustancia más adictiva , recordando además, que frente a ese 32% de personas que quedan atadas al tabaco, hay un 23% que se quedan en la heroína, un 16.7% en la cocaína, y un 15.4% en problemas con el alcohol. ( Adicciones; 2004)

Los porcentajes alarmantes y las cifras catastróficas, han hecho mella en las últimas décadas en varios campos del sector de la salud; la psicología siendo uno de ellos, se ha dedicado a encontrar las causas que llevan al joven y al adulto a adquirir este hábito y a continuarlo de manera conciente. Los resultados han ido desde la simple necesidad de aceptación por parte de la sociedad, hasta el análisis de las posibles fijaciones que durante la infancia se adquieren de forma inconsciente para en años posteriores reflejarse en conductas adictivas como el tabaquismo, el alcoholismo o la drogadicción.

De acuerdo con esto, Natalia Molina, Psicóloga de la Universidad de Antioquia, nos lo explica de esta manera: “En Psicología se piensa que desde la infancia, el amamantar, el chupar, el hablar tienen que ver con una fase que se llama la oralidad, de la que depende el primer contacto del bebé con la madre. Existe entonces, una hipótesis que afirma que las personas que fuman tienen una especie de fijación a esta etapa”.

Pero también existen otras razones por las que las aulas de clase se encuentran durante los primeros años de la secundaria pobladas por el 80% de los futuros fumadores; la necesidad de aceptación por parte del grupo, la tendencia a imitar a pares y mayores y el desahogo inconsciente de carencias de afectividad o estabilidad, son algunas de las otras razones por las que el menor busca refugio en el cigarrillo. Camila Úsuga, psicóloga de la Universidad Luis Amigó, argumenta que “Cuando una persona consume cigarrillo, necesariamente esta fumando algo ahí; físicamente fuma el cigarrillo, pero detrás de ese fumar hay un miedo, una ansiedad, un estrés, hay algo que no se maneja y entonces se fuma: un sentimiento, una emoción, un temor. Lo que hace el cigarrillo entonces, es sustituir algo que no soy capaz de hacer o enfrentar”.

Tampoco se debe olvidar, que durante la etapa de la adolescencia, existen ciertas ansiedades que se hacen propias de los cambios de la edad, y que el joven enfrenta buscando un hábito de desahogo que funciona como atenuante de su angustia ya sea a relacionarse, a solucionar un complejo de inferioridad existente, a una búsqueda rápida de alcanzar la adultez o a la simple tendencia de experimentar con nuevas conductas como el fumar, el beber alcohol, el mostrarse agresivo, etc.

Sebastián Álvarez, estudiante de ciencias políticas de la Universidad de Antioquia y fumador activo desde los 12 años nos habló de sus razones para fumar, y mencionó aquellos populares “círculos con el cigarrillo” en los que a toda costa evitaba ser el “parche negro del grupo”. Hoy siete años después de haber probado el tabaco, Sebastián afirma: “el cigarrillo me alivia, me quita un peso de encima” y agrega que “en la universidad la necesidad incontrolable de fumar se me genera antes de un exámen o antes de entregar un trabajo. El cigarrillo para mí es como una aromática, me tranquiliza un poco, me quita los nervios”.

Queda entonces preguntarse: ¿ Qué pasa con aquellos que a pesar de haber superado las dificultades de la infancia y la adolescencia entran a la universidad y adquieren un hábito tan destructor como el fumar?. Natalia Molina de nuevo nos habla sobre esto agregando que por una parte, la entrada a la universidad se hace cada vez a una edad más temprana en la que el joven todavía se encuentra construyendo una identidad, en la que termina influyendo su círculo de amigos; por otro lado afirma que “en la universidad, culturalmente, desde hace mucho tiempo, el tabaco da prestigio y esta muy asociado a lo intelectual, y a las disertaciones con tinto y cigarrillo en la cafetería, que motivan la imagen caricaturesca del intelectualoide”

Finalmente, se entiende que el tabaquismo se ha convertido en un importante problema psicológico; y que a pesar de ser utilizado por la mayoría de adictos como ansiolítico y antidepresivo, es uno de los principales causantes de depresión, ansiedad y otras enfermedades como la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Por esta y muchas otras razones que involucran la salud pública y personal, el tabaquismo debe ser enfrentado con los mismos métodos que corresponden a enfermedades de alto calibre y que han sido frenadas por la sociedad; esa misma que lamentablemente con su permisividad ha aceptado directamente ser víctima de las bocanadas de humo que en pocos siglos podrían ser el verdugo del mundo.


Para escuchar la entrevista completa con Sebastián Álvarez



domingo, 29 de marzo de 2009

Medellín y Celulares: empatía esnobista

Referirse a la telefonía celular como un fenómeno que revolucionó al mundo, acabaría con el sueño eterno de más de un Grahan Bell, un Einstein, un Gutenberg o un matrimonio Curie.
Más duro aún, sería enfrentar las turbas enardecidas de historiadores, sociólogos y antropólogos, quienes destruirían los claustros en busca del sofista ignorante que anda por ahí con la insolencia de creer saber los alcances de una revolución y atribuírselos a la nimiedad de un aparatillo inalámbrico.

Sin embargo, es una lástima despertar iras a los mansos ilústres, pero esa hipótesis con rostro de blasfemia merece ser evaluada desde las más altas esferas de intelectualoides, muchas de ellas escépticas al uso del celular y nostálgicas de esos viejos tiempos de aulas, bibliotecas y museos silenciosos, donde apenas se contaba con los esfínteres como excusa para abandonar tempestivamente los recintos. Hoy, esas nuevas dinámicas académicas, son apenas un motivo más para tomarse en serio el tema.

Es más, hablar en términos del "mundo" resulta una tarea suficientemente engorrosa como para dejársela a los grandes investigadores, y un buen zoom al atlas sería de gran ayuda en una labor para nada mesiánica y mucho menos optimista, en la que Medellín actuaría como un perfecto laboratorio de algo que llamaríamos la Revolución Esnobista.

Irse varios siglos atrás en la historia de la humanidad para identificar los avances que de verdad han producido un cambio radical en la vida y el actuar del hombre, quizás nos traiga a la memoria un repertorio de grandes innovaciones de la talla de la pólvora, la imprenta, la luz eléctrica y la bomba atómica. Pero las nociones tradicionales que viene a romper la telefonía celular son tan fuertes, que pueden hacerlo equiparable a semejantes creaciones humanas.

El espacio y el tiempo como variables radicalmente necesarias en el pensamiento y la concepción de la existencia humana, determinan los tipos de vida y muerte que el hombre va hilvanando en su concepción de cultura. De ahí, que un mínimo cambio en las variables sea una fuerte transformación en el campo de las dinámicas sociales y consecuentemente en campos derivados como la economía, la política y más importante aún, las mentalidades.

De esas mentalidades mencionadas, que José Luis Romero define como el conjunto de ideas no sistemásticas que conforman la base de una sociedad en un espacio y tiempo determinado, es que dependerá toda una estructura de relaciones humanas, donde la simple idea de obviar las distancias en el proceso comunicativo, es todo un revolcón en los viejos cimientos que empieza a evidenciarse en cambios lentos pero permanentes de comportamiento.Los cambios llegan con más o menos rapidez y fuerza, de acuerdo a las fortalezas y debilidades de la vieja superestructura que haya estado diferenciando a la sociedad. Además, de ellas mismas dependerá la resistencia que la población ejerza sobre ellos.

Así, es como el análisis de la llegada del celular a Medellín puede irse particularizando en la medida en que tomemos en cuenta características propias de la ciudad. De ahí que la idea de usar el adjetivo "Esnobista" no resulte descabellada en la misión que emprederemos.

El celular hace parte de una rápida corriente de tecnologías que empezó a inundar las ciudades occidentales desde la segunda mitad del siglo XX. En Medellín, podríamos pensar que fue desde la primera década del siglo XXI cuando la Internet empezó a masificarse y a llevarse por delante cientos de aparatos tecnológicos de mediana importancia pero de fácil difusión. El celular, inicialmente como uno de ellos, fue objeto de sensación en una prominente clase media (tradicionalmente esnobista) que junto a estas tecnología y otros factores de carácter económico, empezó a elaborar una nueva mentalidad en donde la vida de las grandes urbes, que apenas se conocía por la televisión y las revistas, se hizo deseosamente emulable.

Las ventas crecieron por millones y en poco tiempo ideas como la "indispensabilidad" del teléfono celular hicieron parte de un discurso que poco a poco fue permeando todas las clases sociales. De ahí que la existencia de la modalidad del "prepago" en los planes de telefonía móvil, sea apenas el resultado de la propagación de una tecnología físicamente prescindible pero mentalmente necesaria, en una ciudad donde pocos podían sostener semejante lujo.

Decir que la Medellín es tierra de esnobistas, sería una generalización demasiado arriesgada. Sin embargo, sí hay factores que dan cuenta de una gran disponibilidad de la ciudad a la importación de prototipos y a la burda acomodación del uso de estos en las condiciones sociales preexistentes. Por eso, se hace común escuchar testimonios como los de Claudia Vásquez, vendedora de telas quién afirma: "Yo no tengo con qué sostener un celular con plan (pospago) pero si me quedo sin celular me siento totalmente desconectada, como aislada del mundo, entonces es mejor tenerlo así sea para recibir llamadas y ya".

La idea de aislamiento es precisamente el producto de las presiones ejercidas por unas ideas no sistemáticas ni formales, pero fuertemente determinantes en el comportamiento, de ahí que Juan Carlos Atehortúa, psicólogo de la Universidad de Antioquia sea indispensable para clarificar los motores de aquello que nos atrevemos a llamar revolución, mientras afirma: " El sentimiento de rechazo que empezamos a expresar en frases como 'estoy out' o 'estoy desconectada', revelan la magnitud psicológica de la influencia de la tecnología en las sociedades. Extrañamente las distancias se hacen más cortas, pero la susceptibilidad a la soledad aumenta al crecer la dependencia frente al aparato celular. Las personas dejan de comprender las lejanías naturales del cuerpo y empiezan a sentirse inferiores cuando no tienen la capacidad (monetaria o física) de superarlas (...)"




En las pupilas..

jueves, 26 de marzo de 2009

jueves, 19 de marzo de 2009

A propósito de la epidemia reeleccionista en la Universidad

Una semana después de los funestos hechos que enlodaron la labor académica del Alma Máter, no quedan dudas de la creciente impotencia y del total aislamiento en el que ha caído la Ciudad Universitaria. La carencia de autoridad y un reiterado intento de gobernabilidad totalmente fallido que, en una premonición mucho más lamentable va a ser reelegido, se han posicionado como punto primordial de discusión, dejando de lado la reflexión oportuna que le corresponde a los estamentos universitarios.

Se pregunta uno qué pasa con el buen juicio de quienes conforman el Consejo Superior de la Universidad y que en un intríngulis más politiquero y más clientelista que académico, se rifan la rectoría de la institución sin pudores. Mientras tanto, los candidatos, que entre opcionados pueden reducirse a dos nombres, se desgastan en foros donde las divagaciones metafísicas y las abstracciones reemplazan las propuestas concretas, quitándole a los maestros- candidatos el esfuerzo de formular soluciones y la mediana valentía de defenderlas .

Ni la visión más pragmática (o más política) de los candidatos, podría desconocer que seis años de una rectoría que brilló por su ausencia, quemando más calorías en mantener aletargada a la Asamblea Estudiantil y a la Asociación de profesores que en superar el descenso académico de la universidad, debe pagar un costo político apenas racional. Sin embargo, es más indignante aún el hecho de que sea la misma Asociación de Profesores una de las grandes proselitistas de la campaña de Alberto Uribe, pasando por encima de sus funciones reguladoras y de su papel en la discusión académica.

No podemos desconocer que los problemas de seguridad de la Universidad se encrudecen en la misma medida en que la violencia y la falta de autoridad se toman la Ciudad. Pero es igualmente absurdo, ignorar el alto grado de responsabilidad que tienen el malentendido presupuesto de autonomía universitaria, que hasta hoy, ha mantenido 287.467 m2 y más de veinticinco mil personas, en una isla de impunidad donde parecen ser inexistentes los resultados de las teorías clásicas contractualistas y donde el monopolio de la fuerza ha sido repartido entre las fuerzas oscuras que se oponen a la función última fundamentalmente académica de la Universidad.

De ahí que los estudiantes, en vez de enfrascarse en peticiones tan imposibles como perjudiciales (como una elección democrática del rector donde el populismo y la demagogia se tomarían los claustros), y los maestros, además de estar comprometidos con su militancia, más aún que con la academia; deben empezar a ser concientes de su papel en una real y tangible democracia, en la que se deben preocupar por estudiar, pensar, debatir y ahí sí, opinar, con suficiente juicio y autoridad.