En una constante lucha por superar las dificultades espacio- tiempo, el hombre de las últimas décadas ha emprendido misiones apenas comparables con las revolucionarias y futuristas ideas de Julio Verne, pero duramente criticadas por los infantables escépticos que no han dejado de recordar las limitaciones humanas a quienes sueñan con romper las barreras de la distancia y la impotencia del hombre frente a la naturaleza.
En la década del 40, en los Estados Unidos, el proceso de instalación de redes comerciales para implementar métodos más fáciles de comunicación, engendraría mediante el uso de operadoras y equipos analógicos, lo que en los años 80 ya se conocería como telefonía móvil. Las operadoras prácticamente desaparecerían en la década siguiente y un sofisticado equipo celular estaba presto para reemplazar las centrales de comunicación y los métodos análogos hasta el punto de dejarlos obsoletos.
Desde ese momento múltiples e inclementes mutaciones del teléfono celular, han condenado a cientos de estos al desuso en una inacabable carrera contra el tiempo en la que cualquier estado de superioridad resulta rebatible; el mundo parece ahora adoptar el ritmo de las nue
vas tecnologías y la implementación de procesos y funciones empiezan a proponer nuevos paradigmas sociales del "todo en uno".
En la década del 40, en los Estados Unidos, el proceso de instalación de redes comerciales para implementar métodos más fáciles de comunicación, engendraría mediante el uso de operadoras y equipos analógicos, lo que en los años 80 ya se conocería como telefonía móvil. Las operadoras prácticamente desaparecerían en la década siguiente y un sofisticado equipo celular estaba presto para reemplazar las centrales de comunicación y los métodos análogos hasta el punto de dejarlos obsoletos.
Desde ese momento múltiples e inclementes mutaciones del teléfono celular, han condenado a cientos de estos al desuso en una inacabable carrera contra el tiempo en la que cualquier estado de superioridad resulta rebatible; el mundo parece ahora adoptar el ritmo de las nue
Cada teléfono celular tiene los días contados en medio de los vericuetos del boom de lo novedoso y en las crecientes necesidades humanas que se modifican al ritmo de las tecnologías.
Así es como la nimiedad de un artefacto que apenas parecía ser uno más de aquellos que llegarían para facilitarle la vida a los más privilegiados, desapareció en un abrir y cerrar de ojos al encontrarse con un proceso de masificación rápida que poco o nada sabe de estratos sociales . Basta concoer que sólo en Colombia, un país de 44.5 millones de habitantes y donde aproximadamente el 27.7% de estos padecen de tener sus necesidades básicas insatisfechas (Dane, último censo 2005), es posible contar para el 2009 con casi 40 millones de abonados a la telefonía móvil (Semana.com); factor determinante si se tienen en cuenta los altos costos impositivos de dicha tecnología en comparación con los países desarrollados.
Así es como la nimiedad de un artefacto que apenas parecía ser uno más de aquellos que llegarían para facilitarle la vida a los más privilegiados, desapareció en un abrir y cerrar de ojos al encontrarse con un proceso de masificación rápida que poco o nada sabe de estratos sociales . Basta concoer que sólo en Colombia, un país de 44.5 millones de habitantes y donde aproximadamente el 27.7% de estos padecen de tener sus necesidades básicas insatisfechas (Dane, último censo 2005), es posible contar para el 2009 con casi 40 millones de abonados a la telefonía móvil (Semana.com); factor determinante si se tienen en cuenta los altos costos impositivos de dicha tecnología en comparación con los países desarrollados.
Sin embargo, a esa repentina masificación no pudieron sobrevivir los antiguos paradigmas culturales, sociológicos o económicos que parecían inamovibles al frente de la volatilidad tecnológica. La sola experiencia en el campo de la economía latinoamericana arroja cifras desorbitantes en cuanto a la contribución en materia económica de la telefonía móvil, que alcanza el 1.3% del PIB del conjunto de países como Colombia, Venezuela, Brasil, Chile, México y Perú. A esto se agrega la variedad de trabajos informales que han resultado del comercio masivo de esta tecnología.
La venta de minutos, simcards, repuestos, equipos, recargas y accesorios para celular, han ido generando una nueva dinámica laboral que nada tiene que ver con las grandes comp
añías prestadoras de servicios, sobrepasando los límites de la legalidad. Sólo el caso de la venta callejera de minutos ha debido ser revisado varias veces por el ministerio de comunicaciones en un afán por reglamentar la práctica que presenta serias irregularidades en cuanto a los precios de oferta: mientras una cabina ofrece los minutos a mínimo 300 pesos, en la calle pueden conseguirse a sólo 150.
De ahí pues, que el fenómeno del teléfono celular supere la trivialidad y deba ser sometido a análisis políticos, económicos y sociológicos de la misma magnitud de sus efectos. Los cambios trascendentales en las necesidades humanas y en la concepción del tiempo y el espacio, han empezado a hacer mella en las viejas teorías de la comunicación y en las tradicionales formas de relacionarse, al punto de establecer nuevos códigos de comunicación que poco a poco han roto con los formalismos de la lengua .
La venta de minutos, simcards, repuestos, equipos, recargas y accesorios para celular, han ido generando una nueva dinámica laboral que nada tiene que ver con las grandes comp
De ahí pues, que el fenómeno del teléfono celular supere la trivialidad y deba ser sometido a análisis políticos, económicos y sociológicos de la misma magnitud de sus efectos. Los cambios trascendentales en las necesidades humanas y en la concepción del tiempo y el espacio, han empezado a hacer mella en las viejas teorías de la comunicación y en las tradicionales formas de relacionarse, al punto de establecer nuevos códigos de comunicación que poco a poco han roto con los formalismos de la lengua .
El cambio es palpable, lejos quedaron las abstracciones que permitían a los apáticos tecnológicos juzgar el fenómeno del celular como un capricho efímero y ahora es cuando se esclarece la ilimitada capacidad humana de modificar sus propias realidades. Sin embargo, por ahora ellos no dan lugar a fatalismos ni mucho menos a discursos gloriosos; al menos mientras los estudiosos sigan albergando semejante tsunami tecnológico en el estado más embrionario de la consciencia.