“Este es un partido marxista leninista, absolutamente ortodoxo. Con la diferencia de que todos los marxistas leninistas asumían el centralismo democrático como principio inalienable, pero este no; este asume la verticalidad con disciplina militar y no da orientaciones sino órdenes”
Miembro del PC3 a el Pais de Cali
Lejos de aceptar las dinámicas de la insurgencia y sin el ánimo de diseñar apologías al accionar vandálico de grupos de posiciones extremas; la génesis de grupos como el Partido Comunista Clandestino de Colombia requiere, más que una discusión de politización radical y con miras al exterminio, un trabajo analítico serio que genere, además de odios y posiciones viscerales, debates controversiales sobre el contexto socio político que ha servido de caldo de cultivo para los brotes de la insurgencia por más de seis décadas.
Una democracia poco incluyente, los rencores entre clases generados por la falta de equidad social y política, y el exterminio de la oposición en todas las épocas, desde Gaitán hasta la UP, han hecho, no sólo de Colombia sino de América Latina en general, una gran receptora de ideologías que han ido manchándose de cierto anacronísmo en pleno siglo XXI, pero que además, padecen el haber sido mal asimiladas y brutalmente adaptadas a contextos espaciales y temporales que distaban años luz de su espacio y tiempo de origen.
Marxistas- Leninistas, Mahoístas y Trotskistas encontraron asidero durante los 60´s en una permanente Patria Boba donde los nuevos mamertos apenas podían soportar el descaro de los políticos de turno. Sin embargo, la inmadurez intelectual de los estudiosos no superó una primera revisión teórica seria y fácilmente se acomodó a las dinámicas de la izquierda insurgente, también inmadura por cierto, que venía gestándose desde el 40.
Muchas décadas después, en el año 2000, la falta de juicio político y, no sobraría decir que mental, que dio vida a una "zona de distensión", dio razones, impunidad y espacio suficientes para una naciente reunión de fuerzas, ahora de un carácter mucho más académico, bajo la comandancia de Alfonso Cano. La idea era refundar un partido direccionado por el pensamiento comunista, pero, que a diferencia del partido legal, se mantuviese firme frente al apoyo a todas las formas de lucha manteniéndose en la impunidad ante el ejemplo de la exterminada UP.
70 personas entre médicos, periodistas, dirigentes políticos y educadores fueron convocadas a integrar el naciente PC3 con la misión de formarse en ideología, estrategia y combate. Más adelante, la idea fue permear organizaciones y administraciones del orden local, departamental y nacional, lo que permitió al grupo guerrillero "alcanzar lo que militarmente no pudieron en más de cuatro décadas".(El país, Cali)
Finalmente, la célula intelectual de las Farc ha logrado tanta difusión clandestina en su primera década de acción, que las universidades públicas, ong´s y organizaciones de derechos humanos han terminado bajo la vigilancia del Estado, con la estigmatización de no ser más que focos de insurgencia , acusaciones que en últimas, han terminado por debilitar la imagen ya de por sí desprestigiada por la extrema derecha, de grupos, que en otras condiciones, serían portadores del tan requerido equilibrio político y social.
Miembro del PC3 a el Pais de Cali
Lejos de aceptar las dinámicas de la insurgencia y sin el ánimo de diseñar apologías al accionar vandálico de grupos de posiciones extremas; la génesis de grupos como el Partido Comunista Clandestino de Colombia requiere, más que una discusión de politización radical y con miras al exterminio, un trabajo analítico serio que genere, además de odios y posiciones viscerales, debates controversiales sobre el contexto socio político que ha servido de caldo de cultivo para los brotes de la insurgencia por más de seis décadas.
Una democracia poco incluyente, los rencores entre clases generados por la falta de equidad social y política, y el exterminio de la oposición en todas las épocas, desde Gaitán hasta la UP, han hecho, no sólo de Colombia sino de América Latina en general, una gran receptora de ideologías que han ido manchándose de cierto anacronísmo en pleno siglo XXI, pero que además, padecen el haber sido mal asimiladas y brutalmente adaptadas a contextos espaciales y temporales que distaban años luz de su espacio y tiempo de origen.
Marxistas- Leninistas, Mahoístas y Trotskistas encontraron asidero durante los 60´s en una permanente Patria Boba donde los nuevos mamertos apenas podían soportar el descaro de los políticos de turno. Sin embargo, la inmadurez intelectual de los estudiosos no superó una primera revisión teórica seria y fácilmente se acomodó a las dinámicas de la izquierda insurgente, también inmadura por cierto, que venía gestándose desde el 40.
Muchas décadas después, en el año 2000, la falta de juicio político y, no sobraría decir que mental, que dio vida a una "zona de distensión", dio razones, impunidad y espacio suficientes para una naciente reunión de fuerzas, ahora de un carácter mucho más académico, bajo la comandancia de Alfonso Cano. La idea era refundar un partido direccionado por el pensamiento comunista, pero, que a diferencia del partido legal, se mantuviese firme frente al apoyo a todas las formas de lucha manteniéndose en la impunidad ante el ejemplo de la exterminada UP.
70 personas entre médicos, periodistas, dirigentes políticos y educadores fueron convocadas a integrar el naciente PC3 con la misión de formarse en ideología, estrategia y combate. Más adelante, la idea fue permear organizaciones y administraciones del orden local, departamental y nacional, lo que permitió al grupo guerrillero "alcanzar lo que militarmente no pudieron en más de cuatro décadas".(El país, Cali)
Finalmente, la célula intelectual de las Farc ha logrado tanta difusión clandestina en su primera década de acción, que las universidades públicas, ong´s y organizaciones de derechos humanos han terminado bajo la vigilancia del Estado, con la estigmatización de no ser más que focos de insurgencia , acusaciones que en últimas, han terminado por debilitar la imagen ya de por sí desprestigiada por la extrema derecha, de grupos, que en otras condiciones, serían portadores del tan requerido equilibrio político y social.
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